El Valle de Helen Tenerife cuadern Bitácora 0

Y yo en tanto, esperando inútilmente que alguien me sirviera islas, mares y estrellas.

Emeterio Gutiérrez

Poeta Canario generación del 27

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Quién no entienda que todo lo que nos rodea nos afecta desde el corazón a la piel, es que perdió la conexión con todo aquello de lo que forma parte, porque empezando por nosotros mismos, las personas a las que amamos, la humanidad, la madre naturaleza, incluso todo aquello que desconocemos de este espacio tiempo que es la existencia, nos afecta y nos modela hasta las entrañas. Todo y que los credos y la codicia han elevado sus tótems hasta conseguir la podredumbre más deleznable de la humanidad, aun nos queda la mayor capacidad humana, la fuerza del corazón, el auténtico y único credo del ser humano.

Ya se que cuando abro mis puertas de lo desconocido me sale la vena filosòfica y me transformo en un vendedor de elixir haciendo gala de su alma de psicologo, y para explicar que este rincón de mundo al que Helen llama su valle para mí es un espejo de su alma, necesito cientos de palabras.

Recuerdo que en cuanto la vi, reconocí en ella su energía mientras escalabamos en Montserrat, me transmitío paz y felicidad, me pareció una persona entrañable, sincera, sencilla y llana como el mar que modela las playas de arena oscura  de El Puertito, ese lugar que al nombrarlo le brillan los ojitos, pero brava y sincera como las olas que se deslizan caprichosamente sobre la arena, y que te recuerdan que su fuerza es profunda y  imperdurable. Un lugar que me transmite humanidad al mismo tiempo que su procedencia volcánica, sus coladas inaccessibles y salvajes que aquí llaman malpais, los barrancos y riscos que se pierden entre nubes mientras se dibuja un arcoiris sobre millones de gotas de agua que los Elisios estrellan contra mi cara, son la forma en la que ella se expresa, no conozco nada más limpio que la lluvia, y ella es así, como este lugar, como el sonido de las gotas al caer sobre las hojas de ese arbol que te ofrece su refugio sin pedir nada cambio.

Me gusta estar en este rincón de mundo con ella, esa amiga con la que el destino premio mi existencia, con su efecto y su afecto, y me susurra al oído que volveremos a trepar por lugares increíbles, que seguiremos volando en ese cielo de sol y nubes que es la vida.