lunes, 30 de diciembre de 2019

Aït Ben Addout

Tenemos todos dos vidas: La verdadera que es la que soñamos en la infancia y que continuamos soñando de adultos en un sustrato de niebla;  y la falsa, que es la que vivimos en convivencia con los demás,  l práctica, la útil, aquella en que terminan metiéndonos en un cajón.

Fernando Pessoa

Poeta y escritor portugués 

Aït Ben Haddou es una espectacular kasbah del siglo XVII, situada en el alto Atlas a orillas del río Ounila en la antigua ruta de las caravanas entre el  Sáhara a Marrakech y esta construida básicamente de madera, paja y barro, su excelente conservación y ubicación ha sido motivo de que en ella se hayan rodado muchas películas como Lawrence de Arabia, Gladiator o La Momia, y es como podéis imaginar,  totalmente inaccesible para silla de ruedas , de echo todas las que he visto lo eran pero en este caso me he aplicado a fondo, pues quería intentarlo como fuera y la fortuna se ha aliado con mi terquedad pues he conseguido llegar hasta las puertas por caminos pedregosos, escalones y pendientes de tierra hasta un puente que me ha evitado cruzar el río y una vez allí 50 metros de subida imposible me cortaban el paso, le he preguntado a un marroquí que me ha comentado que una vez pasado ese tramo, la calle principal igual podria,  así que se ha organizado una brigada de "Subir al soldado Albert" que me ha subido en volandas hasta superar el último obstáculo y allí ya sin problemas he podido cruzar de un lado a otro de la kasbah, estaba supercontento pues dudo mucho que en sus siglos de historia hayan visto sus calles a otro nómada en silla de ruedas.
Después ya poco más, estos dos ultimos días me he dedicado básicamente a conducir tranquilamente con la brújula mirando al norte, sin prisa pero sin pausa igual que un nómada , paisajes preciosos, muchos pueblos con sus calles repletas de gente y comercios,  ha habido uno que para cruzar 600 metros  he tardado 20 minutos pero os asegurar que no me he aburrido pues era un auténtico espectáculo ver ese caos. Carros de caballos o burros, motocarros, bicicletas , gente con carretillas, ciclomotores, corderos y cabras, Cientos de personas andando entre los Coches, autobuses, camionetas Pick up cargadas de gente o ganado o frutas y todo esto en medio de la carretera que cruza el pueblo y moviéndose al unísono en todas direcciones, brutal como todos hemos llegado donde queriamos sin que nadie se enfadarse ni salirse atropellado  jajajajaja. 
Ahora escribo estas lineas en El Hajeb, un pueblo al sur de Fes ya preparado para acostarme pues aquí la gente no celebra el fin de año, puede que en casa de manera privada o las generaciones más jóvenes pero aqui como es costumbre a esta hora ya ha cerrado todo el comercio y solo algunos establecimientos de hostelería permanecen abiertos,  he preguntado si se hacía alguna cosa pero me han mirado con cara de sorpresa pues aquí pocos turistas ven parar y solo saben del mundo occidental por la televisión y las redes sociales pero no me preocupa demasiado, un fin de año más en mi vida y si hago resumen del año no me puedo quejar pues todo y que he pasado dos meses en el hospital , también llevo viajando continuamente desde mayo y viviendo en la furgo ya hace más de seis meses, ha sido el mejor año de mi nueva vida.

sábado, 28 de diciembre de 2019

Topkal, por los valles del Atlas

Seas quien seas, hagas lo que hagas, cuando deseas con firmeza alguna cosa es porque este deseo nació en el alma del universo. Es tu misión en la tierra

 (El Alquimista, Paulo Coelho)

El Atlas es la única formación alpina de África, empieza  al norte de Marruecos y va descendiendo durante dos mil quinientos kilómetros serpenteando por el centro del país y desde Marrakech se ven perfectamente sus altas cumbres que sobrepasan los cuatro mil metros de altura. La carretera hacia las montañas es un verdadero espectáculo pues empieza por zonas desérticas y va ganando altura así como va  canviando el paisaje, por tierras de cultivo  cuidadosamente aradas aún con tiros de Caballos y arados de madera, los rebaños de cabras y ovejas se ven por doquier y hoy que es domingo, los niños sol los que al tiempo que pastorean el ganado, juegan con los cabritos más pequeños, este es el Marruecos del que me enamoré y no Marrakech que es destino imprescindible pero no es ni mucho menos la realidad de este fantástico país.
La carretera se empieza a adentrar en profundos valles y las montañas nevadas parecen querer cerrarme el paso hasta que llego al pueblo de Imlil, en la cabecera de un valle rodeado por altas montañas, es el Chamonix del Atlas, pero muchísimo más rural y pequeño. Donde hay docenas de gîte d'étapes o albergues donde dormir, y docenas de  microbúses y mulas, muchas mulas cargadas con los enseres de los turistas y algunos alpinistas que toman la pista de subida que llega hasta el  pueblo que hace de campo base del Toubkal.
Con la Batec he subido unos tres quilómetros por asfalto y después otros tres más o menos por pista, en la que he necesitado la asistencia de varios voluntarios para superar algunas rampas imposibles para mi, un grupo de franceses y su guía me han ayudado en la parte alta de la pista y en un pequeño pueblo del que desconozco el nombre, he dado por acabado mi periplo pues algunas rampas han sido complicadas tanto de subida como de bajada y he estado a punto de volcar en un mal punto, pero que he disfrutado como un camello aunque ahora me duelan los codos de darle duro a las  ruadas en las cuestas.
No me puedo quejar pues el día a día nunca me deja sin buenos momentos en los que puedo dar gracias a la vida, momentos sencillos como ahora mismo que justo he acabado de cenar un asado de carne acompañado de arroz, judías, y ensalada,  y llegan dos minibuses cargados de críos que se  alborotan tomando sitio para cenar, y se pelean para ayudarme a enganchar la Batec a la silla, mientras me preguntan a cómo me llamo, de donde soy o de donde he salido, pura vida 😉❤

viernes, 27 de diciembre de 2019

Essaouira


El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señarlarlas con el dedo (Cien años de soledad, Gabriel García Marquez)

Creo que sí existe un dios, está mañana ha decidido ser el quien me diera los buenos días, pues entredormido he creido oir su voz y parece ser que no soy el unico que le tiene presente, pues al mirar por la ventana, veo gente arremolinarse junto a la furgo, que sucede? Y la realidad que nunca miente me descubre que son los feligreses que van a las siete de la mañana a la mezquita y que la voz que oí justo antes de despertar era el megáfono de la Mezquita por donde el Iman llama a su "rebaño" a la oración. Tanamar, lugar donde he dormido es un pequeño pueblo  de interior en el que un turista es un ovni, solo cae alguno de vez en cuando como es mi caso, así que ya que hoy he madrugado y a setenta kilómetros de aquí está Essaouira, uno de los lugares que me recomendó Laurent, me pongo al volante y conduzco llenandome de lo que veo hasta que sobre las nueve llegó a la ciudad que tiene una playa que no tiene fin, y además con la marea baja su anchura es inmensa, así que aparco para probar por enésima vez en los últimos tres días,  a ver si puedo encontrar la manera de poder pasear por la orilla, cosa arduo difícil con la silla, pero ya sabéis que en este viaje el destino está de mi parte y hoy por fin lo conseguí.  Encuentro una rampa buena que da a un tramo de unos cinco metros de arena susceptible de quedar enganchado y a continuacion una gran playa  de arena humeda que seguro me permuta rodes, así que bajo a toda pastilla por la rampa, cruzo serpenteando la arena blanca y !! SI !! lo consegui.
No hace falta que os diga lo relajante y hermoso que es andar por la playa, escuchar como rompen las olas y la brisa te trae ese olor inconfundible del mar, y hoy lo he podido hacer durante más de una hora y unos diez kilómetros,  solo por este placer esta justificado el viaje, me hace volverme a sentir yo mismo, incluso un punto donde llegan las aguas de un río, le he echado valor y lo he cruzado, alargando el trayecto al máximo, ha sido el mejor regalo que podía soñar.
Después he decidido visitar la ciudad, es otro mundo pues este lugar es un destino turístico en la mayoría de paquetes de viaje a Marrakech y es "turistilandia ", pero la Medina es preciosa y dejarte perder por los callejones recónditos es una auténtica maravilla,  el mercado es bastante auténtico pero está rodeado por centenares de comercios exclusivamente dedicados al turismo. Todo y así, descubro un minúsculo establecimiento, donde no se ha echo una reforma en los últimos cincuenta años, donde en un papel pegado en el cristal anuncian Couscous a treinta dirhams,  así que desde la puerta pues es tan pequeño y estrecho que en su interior no puedo girar col la silla , pido mi plato que atentamente otro cliente  me lleva a la unica mesa que hay fuera, buenísimo de verdad, y además el primer couscous que como en este viaje, después paseo y siesta, y ya ahora, sentado en una terraza junto al mar, acabo estas lineas para segrestar a la playa y disfrutar de la puesta de sol

El Batlliu i la vall de Montardit, Sort

L'agricultura és la professió pròpia dels savis, la més adient al senzill, i la ocupació més digne per a tot home lliure.      Frase d&#...