sábado, 14 de diciembre de 2019

De l'Atlas a la terra dels nòmades

Aquello que no trae calma y serenidad a tu vida, déjalo atrás, no hay precio más caro que perder la paz. 

Proverbio Bereber

Hoy ha sido un día de sorpresa, de esos en que conducir se convierte en el auténtico placer, es viajar en presente pues cada kilómetro se convierte en una vivencia inolvidable,  adoro conducir por el mundo 💪❤👍.

Hoy he dormido en el Atlas  y he tomado dirección al sur, remontando el bosque de cedros donde viven los monos, y subo por un puerto de montaña hasta un altiplano donde el frío se hacía notar, con niebla y muchos neveros donde la nieve aún perdura de la última nevada, era tal cual como un paisaje lunar, pero poco a poco ha ido descendiendo ya en vertiente sur, dejando atrás los bosques de Cedros y encinas y apareciendo  una maravillosa dehesa de sabinas , aquí la tierra y los riscos han empezado a tomar ya color anaranjado y el sol se ha echo presente y después de superar un puerto aparece ante mis ojos una planicie inmensa con montañas nevadas al oeste, todo esto mientras por la carretera he ido encontrando lugareños ataviados con sus túnicas lanudas con gorro de punta, y mujeres con vestimenta del lugar, y burros, muchos burros pastando o cargados hasta arriba y cabalgados por sus propietarios.
Ya en la planicie las vestiduras han cambiado por túnicas, muchas veces blancas y turbantes para los hombres y pañuelos cubriendo el pelo y vestiduras multicolor para las mujeres, pero también muchas mujeres de negro y muy tapadas, aquí el territorio ya es árido y conduzco en manga corta y ventanilla bajada. En un desfiladero de roca naranja descuartizada paro y conozco a Hassan un Bereber que me hace de guía por su pueblo, me invita a su casa a tomar té y comer pan con miel, y me ayuda a pasar por caminos imposibles para mi si no fuera acompañado, de echo es su manera de ganarse la vida pues aquí solo la cría de cabras da para comer algo y el va "cazando" turistas , le pago 150 dirhams por el turbante y el servicio. 
Llego a Er Rachidia por donde circuló un buen rato, es un pueblo grande, con muchísima gente por las calles, puro espectáculo pero impracticable para la silla de ruedas así que ya encaró direccion Tinejdad que por rectas interminables por paramos desiertos me introduce ya en zonas desérticas que en verano debe ser horrible pues ahora no hace nada de frío, al llegar al pueblo tomó dirección Erfoud cuya carretera atraviesa múltiples pueblos que jamás hubiera imaginado,  ¡¡ me encanta este lugar¡¡ paro a repostar y conozco a Hadmed, y mientras tomamos un café, platicamos de la vida y de Marruecos.  Ya antes de anochecer me despido y continuó mi camino hasta Erfoud donde ceno y escribo estas líneas, ha sido un día estupendo,  de los que uno pone en valor la riqueza que se obtiene en el camino mientras recorres el mundo.

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