viernes, 13 de diciembre de 2019

De Tànger a l'Atlas

Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación,  nos encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos 

    Víktor Frankl. 

Después del tute de colas y barco que me ha llevado 36 horas, empiezo temprano y me pongo a conducir temprano lo que me permite disfrutar de una magnífica salida de sol que veo desde la ventanilla de la furgo mientras conduzco pero la primera incidencia tarda poco en llegar pues resulta que el peaje no se puede pagar contageta de crédito que este expedida en Europa y no he cambiado dirhams,  así que después de perder 20 minutos en el peaje, uno de los trabajadores me cambia 20€ y así puedo pagar. Llego a Meknés, ciudad a 100 km de Rabat y cambio moneda y aprovechar pera dar un paseo, no hace falta de ir que es totalmente inaccesible por lo que la Calzada se convierte en el único medio para moverse y dado como conducen hay que estar muy pendiente. La ciudad no tiene atractivo para el gran turismo pero a mi me gusta, es esa mezcla de comercios, gente,viaje en el tiempo y caos que tanto me gusta pues es el país en su pura esencia. Al salir de la ciudad me multan por ir a 71 km con límite a 60 que tengo que abonar in situ, 15€, pago por no perder más tiempo y tomo dirección Azrou por carretera bastante mala pero entretenida donde me cruzo con gente que va en burro, de penas de rebaños de ovejas incluso con tres camellos en un descampado de una población,  llegó  Azrou sobre las 3 de la tarde, al salir del pueblo la carretera sube serpenteando por bosques de coníferas hasta que empiezan a aparecer Cedros monumentales,  preciosos y de pronto veo un mono, si he dicho un mono trepando por un cedro  así que paro en un punto donde hay un cartel del Parque Nacional de Ifrane y bajo para ver que sucede y efectivamente resulta que estoy en el único bosque de cedros de Africa y en el que vive una Colonia de monos autóctonos del país, así que el paseo por el bosque se hace obligado y es flipante, son como macacos con un pelaje denso y que se han acostumbrado a la presencia del hombre, sobre todo los que viven al lado de la carretera pues hay puestos de cacahuetes que los turistas comporan para los monos.  Con un frio que pela paseo por el bosque que es una delicia y al acabar decido retroceder de nuevo hasta Azrou a 7 km donde después de visitar el pueblo, ver la puesta de sol   y cenar, me quedo ya a dormir y  escribir estas líneas. Estoy contento de la decisión de buscar el Marruecos rural y desconocido antes que el turístico pues esta tarde y noche ha sido fantástico. Mañana dejaré que el camino me lleve de nuevo todo y que mi dirección es hacia el sur, pasando por Er Rachidia a 250 km de aquí pero si todo es así puede que mañana no allá llegado pues todo lo que veo me atrae, así que mañana os cuento, un abrazo a todos.

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